jueves, 30 de octubre de 2014

gratitud y cariño

Gracias a Luis y su presencia ubicua en el IUJO, familiar, franco y contador incansable de historias en la sobremesa de Río Chiquito. Lugar que concentra un gran número de personas buenas y generosas, que comparten la familiaridad con los que por allí pasan, comenzando en los fogones, donde se encuentra buen hacer unido al buen humor: Yudely, que transmite generación a generación ese cruce de mirada tan particular de sonrisa a medio camino; Virma, risa que se arranca, de pasitos cortos pero muy seguidos, y Dilcia, que parece que no se ríe, pero le gusta la broma y bromea. A todas ellas gracias por la complicidad con la que han hecho fácil lo que puede resultar ser muy difícil,... convivir. Gracias por incorporar más verde a los platos para una vegetariana, o aligerar con un guiño de humor, el momento del asalto al segundo plato del no vegetariano. Gracias por invitarnos a vuestras celebraciones y por hacernos sentir como de la familia. Al Señor Fernando, persona ubicua en el IUJO, cercano y atento para ayudar en la necesidad, en cualquier sentido, distancia o dirección, con una generosidad móvil. A Jesús, todo mesura y reflexión, por el afecto y su compañía acá y allá en la finca y en Guanarito; a su señora esposa María, toda bondad y simpatía, en cuyos ojos se ve que sabe siempre ver el lado bueno de las personas y las circunstancias. Los saludos, el comentario, el ratito a la llegada para ir al huerto de Pelón, padre de otra de las grandes sonrisas de Los Llanos. Rikako, nueva voluntaria del lejano-muy cercano Oriente, con la que compartimos menos tiempo del que nos hubiera gustado. De Rosiris, aliento para el IUJO en sus idas y venidas. Y no nos olvidamos de Asier, cicerone siempre presente, esgrimista del humor contrapuntístico y ta-ka-tunchhhh, detenido degustador gastronómico, y especialista, claro, en carne porcina. No nos olvidamos de familias que acompañaron en lo anterior: maridos y padres, Jorge y Alexis, hijos Eyudexy, Vilmary, Mafer, Joan David (¡Yudelio!), Dennis o Mariángel.


Pero, ¿y el área académica?,... En la administración, amplificadora de alegría por entre pasillos y aulas (hasta donde alcanza su risa jovial), pero eso sí, seria y responsable en labores administrativas, ¡Joana!,... y su aliada Natalia, que durante gran parte de nuestra estancia, fue futura madre,y en la despedida, madre presente. El tándem por relevos: Señora Beatriz, Marisol y Olinda, que a lo largo de la jornada aparecían y desaparecían en distintos puntos del centro, manteniéndolo a salvo de embrujos y musarañas, siempre prestas a una frugal conversación o saludo fresco. De a dos también por acá o por allá, Rismary y Eukaris, tanto monta, monta tanto, entre el aula y el aulario. ¡Maholi!, ingenio y creación en la biblioteca, próxima y decidida en la ayuda en todo momento. Goyo, familiar y cercano, encaramado a las alturas, saltando de teja en teja, o desmontando un artilugio chino o coreano, para volverle a dar vida. A todos gracias por hacer tan sencillo y alegre el paso por el IUJO. Por supuesto a los alumnos, a los que, para descanso de los que puedan haber leído hasta aquí, y los que escriben, no voy a nombrar uno a uno. Solo decir que, fuera con mejor o peor suerte, más próximos o más lejanos, a todos les deseamos lo mejor, y a todos les agradecemos su presencia en las clases, bien porque sí, o porque no hubiera más remedio. En serio, que con todos nos tomaríamos un café a gusto, al encontrárnoslos en cualquier recodo del camino futuro. 

Muchas gracias a todos, incluidos los que lo saben y no fueron nombrados.

Amparo y Javier

jueves, 9 de octubre de 2014

andando la finca

Aunque todavía quedan flecos por cerrar en las próximas semanas, otra labor ha sido registrar información espacial de la finca del IUJO en gvSIG, incorporar más entidades espaciales a las documentadas hasta el momento. Por un lado, comenzar a pensar en su aplicación en la gestión de la finca, y por otro, incentivar su uso como soporte pedagógico, en la línea de lo ya dicho, donde se va incorporando la documentación elaborada a partir de las prácticas de diferentes asignaturas. Quedará mucho por hacer, pero es un trabajo cuyo objetivo deberá ser ir más allá de la asignatura para convertir el SIG en una línea de investigación adicional para las especialidades de Agropecuaria y Forestal.


Este trabajo nos ha dado la oportunidad de conocer mejor la finca, que hemos recorrido de una punta a la otra. Como escribía en aquella altura a unos amigos: "Por aquí yo ando con los pies (claro). Y ando mucho. Como ya te comentaría alguna vez, las bicicletas no la utilizamos. Viajamos entre trastiendas. Imagina una de esas enormes manzanas de la gran urbe de allá que yo imagino. Supón que vosotros os encontráis viviendo en una esquina, y nosotros en la opuesta, de resultas que cuando os vamos a visitar, tomamos por el laberinto de pasillos, puertas, patios, incluso ventanas que nos separan dentro de la misma manzana. Así andamos por aquí, con los pies ,y saliendo por la trastienda del rancho en el que vivimos, e internándonos en la finca del IUJO, que cruzamos hasta llegar a la zona académica o a Río Chiquito que está en el otro extremo. Para ello nos ocultamos de la carretera entre samanes, mangos o caro-caros; muchas veces tenemos que cruzar entre una manada de búfalos o vacas. En el recorrido, la finca es el corazón de una gran manzana de la que queda poca fachada a la carretera, flanqueada mayoritariamente por pequeñas propiedades o ranchos, casitas varias de familias. No quiero ni imaginar lo bello que sería recorrer el mundo por su trastienda, sería algo tan extraordinario como lo que ya solo se puede leer en los libros o imaginar en un mapa mundi".

lunes, 6 de octubre de 2014

pensar un proyecto

En ese "plan 2x1", ha sido buena cosa ver el desarrollo de distintos trabajos prácticos, en los que de una forma amena, se ha podido ver a los diferentes grupos de alumnos pensar un proyecto. Una herramienta como el AUTOCAD permite con facilidad calcular y recalcular distancias, mover, borrar, copiar y quitar con mucha facilidad, sondear varias opciones. Trabajando antes o en paralelo la bibliografía y el material de clase, se ha visto avanzar un primer esbozo de unos trabajos colaborativos entre los propios alumnos en su desarrollo y los profesores de dos materias en su seguimiento. Terminando dicha labor con un informe acompañado de las láminas trabajadas la práctica se completa.

http://www.worldtravelserver.com/travel/es/venezuela/airport_guanarito_airport/photo_7781634-iujo-guanarito-entrada-a-laboratorios.html

Dichos trabajos en todos los casos han implicado verosimilitud y contacto con la realidad fuera del aula, ya que han sido proyectos a pensar sobre la propia finca del IUJO. El lugar idóneo se ha seleccionado en forma de lote, después de una primera charla en un paseo, se anduvo el lugar, y con el GPS se registraron los datos necesarios para representar la realidad a transformar. Acompañados del profesor, se fue manteniendo un diálogo para sugerir u orientar, llamar la atención sobre elementos necesarios, los imprescindibles y prescindibles, según objetivos e inversión de tiempo. Y luego, tomados los puntos y dibujado el croquis, se pasó al trabajo en la sala de computadores. Allí se comenzó a visualizar y discutir el proyecto, mientras se aprendía en la mayoría de los casos a manejarse con el programa. En ese momento, y es algo a meditar, los propios alumnos asumieron un rol según intereses, optando unos por responsabilizarse del desarrollo del dibujo, mientras otros pasaban a otras computadoras a buscar bibliografía, o en su momento, tomaban más iniciativa en la redacción.

Ha sido un pequeño comienzo, en los que se intuyen muchas posibilidades que ir desarrollando en futuros semestres. Así, partiendo de estas primeras experiencias, se detectan muchos frentes de aprendizaje que van más allá de los propios contenidos de una u otra materia. Ese primer objetivo sería el aprendizaje del manejo de AUTOCAD a un nivel básico, y por otro, el contenido de la materia combinada. Pero además, existen otros aspectos que se observan, y que pueden ser incluso más importantes: el uso de un guión para el aprendizaje en el manejo de AUTOCAD requiere de un ejercicio de lectura comprensiva con las que seguir las indicaciones; el trabajo con el espacio desde la realidad a un plano escalado, mejora la capacidad de orientación espacial y su abstracción; la motivación no es menos importante, ya que se pasa de un aprendizaje exclusivamente teórico dentro del aula, al desarrollo de trabajos que forman parte del desempeño real de un profesional; todos los problemas e inconvenientes, las soluciones escogidas en el desarrollo de las prácticas, serán, problemas y soluciones futuras en su desempeño profesional.

jueves, 18 de septiembre de 2014

inconsciente y subconsciente

No apta para el paseo, hubo un tiempo en que la bicicleta era el principal medio para trasladarse de un punto a otro de Guanarito. Sospecho que acá nunca hubo prisa por llegar a destino, y si la hubo, sería así solo en los días de lluvia y para los pocos que se aventuraran con ese tiempo a moverse. Pero eso ha cambiado hoy, porque ya no es la bicicleta sino la moto el medio de transporte mayoritario; y si no la prisa claro, ha cambiado sí la velocidad, que no es lo mismo. Una moto permite como es lógico, sin gasto adicional para el físico del particular, el poder ir mucho más veloz. Y aunque la carretera no lo aconseje, depende más del arrojo mal entendido del piloto, que del ansia por alcanzar el destino, 



Existen una serie de hoyos en el asfalto, pequeños pero profundos, que andan estrategicamente colocados a lo largo del recorrido entre Guanarito y el IUJO. Cualquier recién llegado y desconocido del lugar, al volante o al manillar, repetirá ineludiblemente la desagradable sensación de meter la rueda en ellos, o en el mejor de los casos sortearlos en el último momento. El otro día comprobé con asombro como el arrojo insensato no tiene límites, cuando al conducir con cuidado por la recta previa al silo, en plena maniobra de medio adelantamiento a una motocicleta, me adelantaron por la izquierda a gran velocidad, otras tres motos con tres chamos recostados en horizontal sobre el sillín, completamente estirados en un imposible equilibrio. Me dio por pensar en esos hoyitos ya de por si incómodos para un carro y el poco aprecio por la vida de algunos. Eso me llevó de un pensamiento a otro y así me di cuenta unos minutos después, de que había caído en lo que se llama conducción subconsciente. No confundir con la inconsciente que es la que relataba y desencadenó en mi la subconsciente. 

miércoles, 17 de septiembre de 2014

una guía para el alumno y el docente

El paréntesis de la comida es buen momento para continuar con un repaso de las actividades varias realizadas a lo largo de este curso allende los mares. Ayer terminaba de afinar el conjunto de prácticas para la materia de Edafología y Manejo de suelos (2º semestre). Algo que fue el comienzo del "Plan 2x1", y que es una guía práctica de uso sencillo de diferentes variables de análisis del suelo, desde la metodología para la toma en campo de las muestras hasta la rasterización de los puntos, modelo vectorial, en un modelo ráster. En total 10 unidades didácticas, viables con los medios disponibles, para desarrollar durante un semestre, y culminar con un informe.

"Guía práctica y sencilla de Análisis de Suelos"

La "Guía práctica y sencilla de análisis de suelos", además de poder ser parte importante del contenido práctico de la materia de Edafología y Manejo de Suelos, permitiría, coordinada desde dicha materia, trabajar en las diversas unidades prácticas con otras materias como Matemáticas-Estadística (1er semestre), SIG-Interpolación/rasterización (5º semestre), Física-Densidad, Densidad Aparente (1er semestre) o Química-pH y Conductividad (1er semestre). Al principio es posible que requiriera un pequeño esfuerzo de diseño y coordinación de las prácticas a modo colaborativo entre clases. Pero una vez se pusiera en funcionamiento, semestre a semestre, se haría más y más sencillo.

"Introducción al manejo de Sistemas de Información Geográfica (SIG). gvSIG 1.12"

La guía dedicada a la introducción en los Sistemas de Información Geográfica consta de 9 unidades didácticas, con teoría y sobre todo ejercicios prácticos basados en la propia recogida de datos y diseño de la finca. Falta por desarrollar la unidad siete dedicada a ejercicios con Sextante de polígonos y polilíneas. Como el anterior caso, son prácticas que se pueden combinar con diferentes materias como Hidráulica y Riego (4º semestre), Ecología (2º semestre), Agroforestería (4º semestre), Forrajes (3er semestre) o, como se ha dicho anteriormente, Edafología y Manejo de Suelos (2º semestre).


"Introducción al dibujo asistido por computadora (AUTOCAD 2012)"

Otra herramienta importante son los programas para el dibujo asistido por computadoras, siendo el más utilizado el AUTOCAD. Al igual que en los casos anteriores se han desarrollado prácticas en 5 unidades didácticas, aplicadas a trabajos relacionados con la formación agropecuaria y de aplicación en la propia finca del IUJO. También como en los casos anteriores se han ensayado trabajos con materias combinados, permitiendo el trabajo con varias materias como Hidráulica y riego (5º semestre), o Construcciones (4º semestre).

galería del "2x1"

Vuelvo sobre la publicidad de pasillo del "Plan 2x1". Aunque el tiempo no pasa en balde, y menos en Los Llanos. Ya sea por la luz del sol o la lluvia a la intemperie, o por la multitud de bichillos que, en torno a la resplandor de una bombilla en la noche, buscan su nidillo tras las cartulinas. Aquí está la sufrida serie de carteles del "2x1". Nuevamente, gracias a la inestimable ayuda de la persona responsable de la biblioteca.

En primer lugar, la más reciente, que combina las materias de EDAFOLOGÍA+SIG en un análisis de suelo en la huerta. Actividad iniciada con algunos docentes del centro, recorriendo, paso a paso, las unidades prácticas a impartir en la materia de Edafología, en algunas de las actividades, combinadas con la materia de SIG, Estadística aplicada (materia electiva) o quizás Matemáticas.



En segundo lugar, dos láminas de una propuesta de reforma agroforestal para un lote de la finca, combinando CAD+AGROFORESTERÍA. Desarrollado por un grupo de estudiantes de la materia de Agroforestería de 4º Semestre.


A seguir, el cálculo de la distribución de forraje en otro lote de la finca, combinando FORRAJE+SIG. En este pasado semestre ensayo realizado en exclusiva por los alumnos de SIG, pero que en el futuro pudiera realizarse con los de Forraje. 


En otra combinación de materias, CAD+RIEGO, el diseño de un sistema de riego por aspersión para la huerta. Realizado el semestre pasado por los alumnos de la materia de Hidráulica y riego.



El pasillo, ladrillo y carteles a la vista...




Más añejas por el tiempo transcurrido, todavía sobreviven: la presentación con los principales datos de la finca. Resultado del trabajo de recogida de datos en campo desarrollada a lo largo de los meses de Marzo, Abril y Mayo, con la ayuda del responsable de producción.



También, otro análisis de algunas variables del suelo, ensayado el semestre pasado, y que ha sido la base, junto a las ensayos con los alumnos de Edafología y Manejo de suelos, para el desarrollado para docentes en estas últimas semanas.





lunes, 15 de septiembre de 2014

tres notas musicales

Acompañando los tiempos y los lugares, la experiencia, no podría ser de otro modo, la música ha dejado su huella. Tenemos que dar las gracias al empeño puesto en ello por vecinos y desconocidos, más allá, algunas veces, de nuestro propio interés u oportunidad para apreciarla en su justa medida. Así, llegados hasta este punto, tenemos que subrayar "La última foto" del inagotable Jorge Guerrero y su contrapunteo llanero. Que nos ha entrado hasta la médula en el transcurso de nuestros numerosos trayectos en las frenéticas busetas, entrando a empujones por nuestras orejas a la par que el viento por las ventanas abiertas de la natural ventilación. O también, el ritmo salsero de Oscar D´Leon y su "Llorarás". Que acompañó con sorpresa en alguna velada sentados en el Zaguán.Y finalmente, "Burundanga" con Celia Cruz y La Sonora Matancera, con el buen sabor de lo curado por el tiempo.

Así que sí,... llorarás, Burundanga, con la última foto.

Hoy por cierto, me recordaron otro tema, "Carnaval", del Quinteto Contrapunto. Un grupo venezolano pretérito de los 70 que cantaba a capela. Así que lo sumo a las tres notas para que hagan cuatro. Número muy llanero. 

jueves, 11 de septiembre de 2014

lleno por favor

Eran las cinco y cuarto de la mañana. Apenas comenzaba a clarear en el horizonte, y era poca la actividad perceptible por la carretera en la entrada del municipio. Antes de la rotonda, se encontraban las dos bombas, a izquierda y derecha, el lugar para repostar. Ya nos habíamos asegurado el horario de apertura, porque habíamos decidido que aprovecharíamos el arborecer de la mañana para llenar el depósito del carro.



Las bombas sufren de cierta bipolaridad aquí. En primer lugar por si están surtidas o no, tienen o no tienen gasolina; y en segundo lugar, y estrechamente relacionado con ello, las colas de espera o el vacío absoluto de sus instalaciones. Cuando hay cola, ésta, invade la carretera, y a la cantidad de vehículos, se unen los extraños criterios de orden para el abastecimiento. Criterios que para los no autóctonos no son fácilmente comprensibles. Las motos, por ejemplo, tienen prioridad sobre los carros. Y en un lugar donde las motos son mayoritarias, se hace un poco complicado perder tu vez por tres decenas de ellas. De modo que como se ha dicho, habíamos decidido aprovechar la primera hora, cuando hay siempre menos clientela a pesar de que pueda haber gasolina.

Llegamos y se dieron ambas circunstancias, había gasolina, por lo que estaban los surtidores listos, y además no había cola. "Lleno por favor". El empleado comenzó a llenar el depósito. Los litros iban lentamente sumando: 3, 4, 7, 12. Y el precio iba subiendo en el letrero, bajo la atenta mirada de quien no está acostumbrado, incrédulo, ante la lentitud con la que aumentaba: 0,3,... 0,5,..., 0,7 bolívares. Pasaban los minutos y progresaba el asunto. En el otro surtidor llegaron y llenaron unos clientes. Nos había tocado el surtidor tullido. Unos minutos más, y de pronto, se detiene la manguera. Ya estaba lleno. El empleado le da al gatillo un par de veces más, y lo deja listo. En total han sido 43 litros y 3 bolívares. Es decir, cruzando el atlántico en unos instantes de cálculo, a groso modo, se ha llenado el depósito con tres céntimos de euro. O lo que es lo mismo, se podría llenar el depósito treinta veces con un euro.

jueves, 4 de septiembre de 2014

por el camino de la práctica

Bueno, bueno, bueno,... poco se habló de la labor realizada en este tiempo. Otro tipo de entradas son las que han ido surgiendo en el blog. En cierto modo ha sido premeditado, ya que no me había parecido el momento y el lugar, más allá de lo poco hasta ahora comentado, un poco a cuentagotas, y un poco entre líneas. Pero dado que se aproxima el momento de tomar viento céfiro, lo mismo es oportuno poder comentar estos días de dedicados a sentar líneas de trabajo.

En primer lugar, el desarrollo de Unidades Didácticas orientadas a la práctica en varias materias, como son: Edafología, Biología, Ecología, SIG o AUTOCAD. Con el objeto de fortalecer la práctica a la hora de impartir esas materias. Dado que ha quedado patente que la asimilación de contenidos en los estudiantes es mucho más rápido en practicas fuera del aula, aprovechando los medios disponibles en el IUJO, antes que mediante la exposición en clase.



En dicha dirección, intentar concretar el "Plan 2x1", en el que se combinen, como ya se ha ensayado en el anterior semestre, dos materias en una actividad práctica que aúnen conceptos teóricos de una materia con el uso de herramientas informáticas como SIG y CAD. El objetivo es que el aprendizaje de dichas herramientas no sean solo un fin sino un medio de asimilación de otros contenidos. En este sentido, se ha demostrado como una fórmula interesante a la hora de mejorar el razonamiento lógico y la capacidad lectora.

Dadas las circunstancias, dejar todo ese trabajo por escrito y bien ilustrado es la manera de que pueda tener continuidad en el futuro, más allá de las circunstancias cambiantes que puedan darse.

domingo, 31 de agosto de 2014

domingo apacible

Apacible Domingo de temperatura suave. En el cielo medianas nubes altas sobre fondo azul parecen el dibujo de la pared empapelada del cuarto de un bebé. En días como estos, Guanarito, se presenta como un lugar idílico. Y si no llega a ese punto incluso en un día como hoy, quizás sea solo falta propia, por tanto añorar bien el mar, bien aún más los relieves, que entre ambos, uno no sabe con cual quedarse. Que si por uno decantara, en mucho al otro echaría en falta. Entre uno y otro, Guanarito pareciera más quizás mar que monte. Por eso de que sea tanto azul del ancho horizonte, o por eso de que el Llano pareciera flotar sobre un mar Orinoco. Algunas veces, incluso, alguna ráfaga de aire, me ha traído la fragancia del alga seca embarrancada en la arena; aunque aquí no sea el alga sino la densa hierba cortada y al sol expuesta. Guanarito un día como hoy no puede retratarse, porque no le va el tono sepia del recuerdo. Hay que estarlo, en su mejor faceta, que es su inmenso presente.




Lo busqué mucho, aunque lo mismo no lo suficiente. No crecen los libros por aquí lo mismo que los samanes. Finalmente, la lectura de "El general en su laberinto" me ha seducido definitivamente. Y ya no me cabe duda que era la mejor de las posibles lecturas que leer aquí sobre el proceso de independencia américana. Lugares y personajes no me son ajenos, y nos lo hemos cruzado en conversaciones y espacios emblemáticos de este país. Hasta el punto de que sin conocerlos, ya tenemos nuestras antipatías o simpatías, preferencias por unos y otros. Me da por pensar, en algunos acontecimientos de esos laberintos, por el qué pudo ocurrir que a punto estuvo aunque no ocurrió. Esa decisión o ese acontecimiento azaroso que pudo sucerder de otro modo. Me sorprendo decantándome por el hermoso nombre de Angostura en detrimento de Ciudad Bolivar. Y no por desafección a su figura, sino por pensar más en Piar, y de lo poco acertado, precisamente en esa ciudad, del cambio de nombre.

http://en.wikipedia.org/wiki/Ciudad_Bol%C3%ADvar

Desde esos años convulsos en este Domingo apacible un recorrido por los medios de información resulta desolador. Diera la sensación de que nos encontramos en los años más convulsos desde la 2ª Guerra Mundial. Sustituyendo una gran guerra de envergadura mundial por un centenar de guerras a lo largo del mundo, hoy, sigue creciendo el odio y el dolor. Empezando en Europa en Ucrania, pasando a la otra orilla del Mediterráneo en Libia, un poco más allá toda la cuna del Neolítico Mediterráneo en Palestina-Israel, Siria e Irak, Afganistán; sin olvidar el contienente africano subsahariano, todas las guerras perennes que se encuentran lejos del interés informativo a las que es difícil poner fronteras; a sumar todos los países gobernados con corsé de hierro, vecinos muchos de los anteriores, que dependen de la imposición de su propio ejército. Estados Unidos se retrae, lanza la piedra y esconde la mano, Europa es vieja, Rusia mira al pasado mientras pesca en mar revuelto y China crece en un uniforme que se le queda chico. Bajo estados y políticos las personas.

miércoles, 27 de agosto de 2014

Roraima

Santa Elena es la puerta a los Tepuys de la Gran Sabana, una pequeña localidad aislada del difícil devenir del país. Se nota enseguida un ambiente acostumbrado al turismo mochilero, y una economía dedicada a ello. El objetivo aquí era subir el Roraima (en pemón según versiones "gran verde azulado" o "gran madre de todas las aguas"), que es un viaje que dura seis días con sus noches, y que implica tanto subirlo como bajarlo, claro. El grupo con el que nos aventuramos lo componían un guía y un porteador, ambos pemones (etnia indígena del lugar), dos brasileiros y dos españoles, visitantes como nosotros. Santa Elena está a unos 45 km de la entrada del parque (Paratepuy), a donde se llega en todoterreno. A partir de ahí, son unos 25 kilómetros que se realizan a pie, y que supone una subida de unos 1500m hasta los 2730m, que tiene el punto más alto del Roraima.


El trayecto a la ida consiste en una lenta aproximación a los Tepuys desde un inicio donde quedan ocultos tras los primeros relieves. Es un paisaje ondulado, moldeado por abundantes cursos de agua cuya fuente se encuentra en las alturas planas y rocosas de los Tepuys. La vegetación es de hierba alta salpicada por bosques islas limitadas en algunas vertientes o cuencas. Una vez superado el inicio, los tepuys Kukenán y Roraima son visibles en todo momento, primero pequeños, casi siempre difuminados por la presencia de nubes en sus proximidades. Poco a poco, y según te aproximas van imponiendo su escala en el paisaje, en primer lugar el Kukenán, a la izquierda, que deja ver un salto de agua de 600 m cuya caída parece ralentizada. Es al inicio de la segunda jornada cuando se cruza esa misma agua hecha río, el Kukenán, que significa en lengua pemón “río de aguas turbias”. Dependiendo de las precipitaciones en lo alto del tepuy, el río se puede cruzar vadeándolo a pie o en canoa ayudados por una cuerda. Por lo que nos hicieron saber, esas fluctuaciones son rápidas e inesperadas por lo que se debe tener cuidado. Incluso se puede dar la circunstancias de no poderlo cruzar. Es por ello que existe un campamento antes y otro después para poder optar según circunstancias a la hora de hacer la primera noche.

Si el primer día es un perfil rompe piernas de tramos cortos de subida y bajada a diferentes vaguadas, una vez se supera el Kukenán, dejando su Tepuy a la izquierda, comienza la subida al pie del monte del Roraima. De suave a esforzada, la pendiente ya no da descanso hasta alcanzar el campamento base que se encuentra a los pies de la pared del Tepuy. En este día el Tepuy pasa a ser una mole vertical de 1000 metros, en la que es posible distinguir la rampa de acceso delatada por una pequeña cornisa de vegetación que crece en la roca. El campamento base es incómodo, espacios y senderos enlodados junto a un pequeño arroyo, rodeado de vegetación arbustiva, y expuesto continuamente a la lluvia que dejan caer las masas de nubes que ocultan la cima del tepuy. Así que una vez cenas, no queda otra que meterse en la tienda y echarse a dormir. También es verdad que no había fuerzas para más.

Se le va cogiendo miedo a la subida del tercer día según te acercas al Roraima y vas viendo crecer su pared y oscurecerse su cima. Cuando amaneció y salí de la tienda la mañana permitía ver todo el tepuy por su cara Sur y enfrente el Kukenán. Se podía divisar toda la verde sabana que queda a sus pies. De modo que se sentía uno con fuerzas para enfrentarse a la jornada. El primer tramo de subida era el peor, ayudados por pies y manos era una escalada por una roca arenisca y débil, por una pendiente a la que le faltaba poco para ser pared. De ahí se pasaba a la falda boscosa que antecede a la pared del Roraima, con unos espectaculares helechos arborescentes que cortan la niebla estanca del lugar. Por un sendero como un túnel, rodeado de espesa y húmeda vegetación, se llega hasta la misma pared, que apenas descubres cuando la tocas y alzas la mirada sin encontrar su final. De ahí una subida por “la rampa” dejando a la derecha la pared y a pocos metros a la izquierda una caída al abismo, no visible, pero que se va haciendo más grande. Ojos que no ven, corazón que no siente. Llueve por momentos, y si no llueve, la humedad moja, y si no moja, sudas desde dentro. El caso es que mientras subes lo inevitable es estar cada vez más mojado.

¿Cuánto queda? Es un poco más. Ya debo haber hecho la mitad por lo menos. Entonces recuerdas la imagen que de la subida te habías estado haciendo según te ibas acercando en los dos días anteriores. Sí, seguro, ya queda menos. Y te cruzas con los primeros visitantes que bajan y que van dos jornadas por delante tuya. Y tras el saludo de rigor, o algunas palabras más de algunos de ellos, te confirman que el esfuerzo merecerá la pena. Y también que te mojarás mucho. Ya queda menos cuando llegas al “Paso de las lágrimas”. ¿El “Paso de las lágrimas”? Yo no recuerdo ningún paso de las lágrimas. Alguien me espera al final de una subida muy escarpada con una media sonrisa. Mira, “El Paso de las lágrimas”. Al llegar al final de esa subida con medio resuello, cuando todavía no he recuperado el aliento, veo dos porteadores sentados en una suerte de cornisa mirador al “Paso de las lágrimas”. Y yo lo único que pienso es que el nombre se lo deben haber puesto por la cantidad de llantos producidos por las caídas a lo profundo que queda muy abajo. Veníamos subiendo por una rampa en la que la vegetación a la izquierda y la niebla disipaban el miedo de altura. Y de pronto, todo aquello se estrechaba bajo una cascada, quedándose en pura piedra en una subida “arrecha” y muy estrecha. Veo como las piernas se me ablandan mientras dos diminutos puntos encaran esa misma subida desde un poco más abajo de donde estamos. Alguien obtiene su momento de mofa con una instantánea de mi rostro de circunstancia. Bromeo con los porteadores mientras les pregunto lo obvio... claro, la subida en ese paso no es tanto, ni tan estrecho como parece,... jajaja...

Por primera vez, el cuerpo me aconseja echar una meailla. Así que me doy mi tiempo. Y tras ello, respiro profundamente y me acomodo y aprieto la mochila. Fijo la mirada en el camino como si fuera el riel de una vía. Frunzo el ceño y retomamos subida. Encima de arrecho, el paso es puñetero y te obliga a bajar un poco de lo que ya has subido. Sin embargo, voy andando y observo con asombro mi propia tensión controlada. Algo está sucediendo. Hasta la cascada no parece despedir tanta agua. Cuando encaro la angosta subida bajo el agua el paso es algo más ancho de lo visto, y la caída a la izquierda no es a plomo al principio. Primero rodaría unos metros antes de caer inevitablemente. Pero para ello tendrían que darse varias circunstancias desfavorables. Pienso en que si hubieran caído tantos, algo habrían hecho al respecto. Veo que quien me antecede opta por un lado, y yo me busco un metro un poco más arriba y más pegado a la pared. Porque tampoco hay que exagerar. Sigo subiendo sin importarme mojarme un poquito más por ir un poco más pegado del lado de la pared. Son unos pocos metros más. Ufff!... miro para atrás y tampoco era para tanto. Ya ha pasado lo peor. Ahora sí que queda menos.


Arriba el Tepuy parece un lugar encantado. Millones de años suspendidos en las nubes, en los que la vida que hay es la misma desde los tiempos en los que los continentes estaban unidos en un solo continente. Esa vida crece entre los resquicios que la roca deja, en los pocos depósitos que se acumulan en sus charcos y estanques poco profundos. Una rana del tamaño de una uña y una especie de gorrión son la fauna de mayor tamaño en el lugar, mientras que la vegetación se reparte entre pequeñas plantas carnívoras, parásitas y supervivientes. El agua se encuentra en todos los lugares y todo se encuentra mojado a excepción de los abrigos que forman las rocas más altas, donde acampamos para pasar las dos noches que nos quedaríamos arriba. En uno de esos lugares del agua que llaman los yacuzi, nos bañamos en aguas muy frías.


Misteriosos son los juegos de luces que se crean allá arriba. Los forman una luz blanca plomiza que se filtra entre la niebla del lugar, variaciones en grises que cambian por acción del viento que mantiene en movimiento la bruma. Hacen parecer extraños seres a las rocas, cuyas formas reflejadas cambian. En nuestra estancia los momentos plenos de sol duraron poco, aunque se dejaron sentir cuando nos acercamos a las cornisas de la montaña. En esos momentos se abrieron ventanas que nos han permitido divisar las faldas de los tepuys, la extensa sabana y otras caras del propio Roraima o el vecino Kukenán. La vista más espectacular es el punto en el que se divisa el valle entre los dos tepuys, bosques todavía hoy inaccesibles, sobre los que caen numerosas cascadas de las colmadas alturas.

Tuvimos suerte en la noche cuando se despejo el cielo de nubes y se pudo ver el extenso firmamento. Era como un juego de hemisferios: oculta allá abajo la menuda sabana, se mostró allá arriba el menudo universo de constelaciones. Hacía frío en el abrigo, y aunque se apetecía hablar en la buena compañía en la que nos encontrábamos, al final tuvimos que acostarnos pronto en ambas noches. La cena, hecha en una pequeña hornilla, era caliente y nos reconfortó lo suficiente para quedar atrapados por el sueño pronto. Todos coincidimos en ello, ambas noches allá arriba soñamos en abundancia.
Pero había que bajar. En los tepuys nunca hubo condiciones para estar demasiado tiempo. No hay falta de agua desde luego, pero sí falta de cualquier otra cosa que llevarse a la boca. Y en cualquier caso, no es cómodo vivir siempre mojado. Así que tuvimos que bajarnos del sueño del tepuy. Una vez que el premio de la ida era el tepuy que dejábamos atrás, fue el premio ahora un simple jugo de parchita bien frío en una soleada mañana en la plaza Bolivar de Santa Elena. El mejor jugo de parchita objetivo para superar la jornada más dura y la que le seguiría. Para empezar, en un día había que hacer bajando lo que se había hecho en dos subiendo. Claro, mirado así, no debía ser más difícil. Pero es que bajar no es nada sencillo, y hay musculatura que se utiliza nada más que para operaciones de bajadas. De modo que cuando se abusa de ellas, se resiente en forma de fatiga muscular aguda. Y eso es lo sucedió a lo largo del día. Tanto brinco y frenada nos dejó desfondados. Primero por un eterno descenso por la pared, luego por un extenso descenso por su falda, finalmente un prolongado bajar el pie de monte hasta llegar cruzando en canoa el crecido Kukenán hasta el campamento más próximo al Paratepuy. Antes de llegar, antes de dejar siquiera la mochila, en el vado del río Tok, fue imposible incluso para mí resistirse a un baño de agua fría.


El último día de caminata se hizo largo, muy largo. No por sus grandes pendientes, no por la lluvia, no por el sol, sino por el cansancio acumulado y el dolor muscular generado por la bajada del día anterior. Así es, porque tuvimos una jornada perfecta para caminar, ni hubo sol, ni hubo lluvia, y por supuesto no había grandes pendientes. Cuando llegamos nos abrazamos y disfrutamos del momento. Tuvimos ocasión de cruzar palabras con aquellos que se disponían a comenzar la aventura para animarles. Cuando iniciaban su marcha se puso a llover. Según les veíamos alejarse, no le envidiábamos por su suerte. Nosotros ya habíamos tenido la suerte de estar, pero era pronto para poder desear volver. 

lunes, 25 de agosto de 2014

andando o en buseta

Ahora sí, entramos de lleno en la última etapa. Hemos regresado de un viaje por el Sur y el Oriente de Venezuela. Un segundo viaje que completa el primer viaje realizado en las navidades pasadas a Los Andes. Sin duda queda mucho país porque es muy grande y variado, pero hasta aquí alcanzó la ocasión. Nuestra estancia tenía otro objeto diferente a la visita turística, y más tiempo dedicado a ello habría desdibujado esa labor. Así que muy satisfechos por su justeza y el enorme asombro de cada noche, cada tarde, cada día empleado en el viaje.

Así es… Una mañana agarras de la mano izquierda la mochila apostada junto a la puerta, la balanceas sobre el hombro derecho, te la enfundas a la espalda, te la ciñes y sales hacia el camino. Detrás queda una puerta y una cancela cerrada. Es temprano, sobre las seis y media mientras avanzas por la orilla de la carretera hacia el pueblo atento a un carro que de la cola o al paso de un mototaxi que te lleve a la terminal. Aquí no hay planificación posible porque no hay horarios, no se compran los billetes con antelación, y lo accidental es algo probable. Por lo que no es inesperado que a falta de previsión, desde el momento en que una gandola se para para darte cola, pasas por todas las terminales donde tienes que tomar nueva línea sin hacer alto en una posada, el recorrido desde el inicio al destino ha llevado cuarenta y ocho horas. Llega uno aturdido y plácido a descansar y prepararse para lo que sigue.

martes, 12 de agosto de 2014

en la frontera

Bueno, después de dos días con todas sus horas de periplo llegamos esta mañana a destino. O mejor dicho, inicio del viaje a pie. Dos trayectos nocturnos con sus doce horas ininterrumpidas han puesto a prueba la capacidad de estarse quietos en un sitio, y el resto de las horas, han estado repartidas entre la paciencia para la espera y algunos trayectos más cortos. Los momentos de mayor sopor y tensión los nudos gordianos de voceros, cargadores, mercaderes y busetas que son las terminales de autobuses. Ni una indicación de horarios, todo al buen designio de la amabilidad del cargador de turno y la pura intuición.  Recuerdo ahora el momento en que le preguntaba a un chico yekuana que estudiaba en el centro cuanto tardaba en llegar a su casa cuando se iba por vacaciones. Creo recordar que tardaba en torno a unos diez días, de los cuales, cuatro eran en canoa aguas arriba por alguno de los miles afluentes del Orinoco.

Estamos cerca de la triple frontera Guayana, Venezuela y Brasil, que seguro que estará marcado en un mapa en verde. En los próximos días estaremos en un recorrido por la Gran Sabana en busca de nuestro Tepuy de destino. Y en ese recorrido no habrá manera de reportar ningún comentario por corto que sea. Ya iremos contando a la vuelta todos los pormenores de la aventura.

domingo, 10 de agosto de 2014

en la espera

Sin pausa y sin precipitación, a la cola del coche lechero del barrio, en buseta luego, y de nuevo en buseta llegamos a la tercera etapa del recorrido. Nos quedan unas horas de espera hasta comenzar el trayecto más largo, que será en gran parte nocturno. Cuando hayamos llegado estaremos del otro lado del Orinoco, en donde confluyen sus dos colores. Hemos pasado de los Llanos que se han prolongado durante varias horas, en parte bajo la lluvia, hasta las estribaciones andinas del centro del territorio, ahí donde parece que menudean. Sorprende como la vegetación arrincona el asfalto en todo el recorrido, dando la sensación de que el hombre reduce su presencia a unas pocas líneas grises y unos cuantos puntos oscuros. El Llano donde vivimos, no deja de parecer una gran marca de frontera, un territorio que el lento transcurrir de los siglos de presencia humana no termina de domesticar. Si no deja de ser tierra difícil, imaginarla siglos atrás resulta sorprendente: cuando su población estaba formada por pueblos indígenas semi-nómadas; o a la llegada de los españoles, imaginar los pocos que se adentraron por estos lares; incluso más cercano en el tiempo, ya criolla, y de población ya mestizada y más sedentaria. Siempre pequeñas islas de condición humana. Ahora mismo que esperamos para salir, lo hacemos en alto, desde el centro de la banda más poblada de este país, que son los Andes, donde las temperaturas son más templadas, y la naturaleza de los valles altos permitió antes asentarse. Ni siquiera la costa al nivel del mar permitió tal cosa.

viernes, 1 de agosto de 2014

a la luz de las cartelas

Me decido a compartir algo de mercadotecnia de pasillo. El mensaje subliminar aquí no funciona, la lenta y seductora aproximación perifrásica tampoco. Empeñado hasta lo cansino en darle vuelo al asunto de los SIG y los CAD aplicados a lo agropecuario y lo forestal, me he metido a diseñador de cartelería. Gracias a la inestimable ayuda de la persona responsble de la biblioteca, andamos plantando carteles publicitarios con los que convencer al alumnado.


Tras andar un par de meses, a groso modo  y a ratos, pateando la finca con la también inestimable ayuda del responsable de producción, se pudo hacer el anterior cartel. Después de su éxito moderado, varias fueron las personas que se interesaron por el tema. De ahí surgieron un taller particular a medida y un voluntariado tan espontáneo como volátil. Pero la gotita siguió martilleando la piedra. De lo anterior surgió el siguiente anuncio. Y pido disculpas por la calidad de la fotografía.


Optamos por un color verde claro como fondo, para no resultar demasiado agresivos con el mensaje. Se le añadió una estrellita entre interrogantes para llamar más aún la atención. Con un color y otro se explicaba el desarrollo de un trabajo desde su toma de muestras hasta su descripción estadística, con sus objetivos, fases y recomendaciones. El resultado fue demoledor, apenas un poquito de curiosidad y algunos brotes verdes: el trabajo con dos profesores para dos prácticas con varios grupos de alumnos. De este modo se llegó a los siguientes carteles. Y nuevamente pido disculpas por la calidad de la imagen.


La presentación del resultado de varios trabajos realizados por estos grupos en diferentes asignaturas, utilizando el CAD para dibujar y el SIG para trabajar con la información espacial. RIEGO+CAD, SIG+FORRAJE y AGROFORESTERÍA+CAD. Es el principio...

lunes, 28 de julio de 2014

las dos torres del silencio

Las Dos Torres del Silencio las vimos de lejos y a contra luz desde el gran bulevar. Nos contaron que para su construcción terminaron con todo el centro colonial de Caracas. Supusimos que por vergüenza ante tal hecho, no se atrevieron a adjudicarles más nombre que el del silencio. 

El Bulevar ocupa el ancho de una antigua avenida convertida en una gran alameda ajardinada, cuyo centro lo constituye quizás el Parque Central, el más antiguo de los parques, y en el que se aprecia ya la era del hormigón como estética. El Paseo de la Caoba es así gris además de sombreado, la humedad se materializa en el oscurecimiento de tanto cemento a la vista. 

En el paseo se puede ver una columna de la que el gesto de la revolución descabalgara el peso de Colón, en una evidente confusión con la historia. 

El bulevar además de actual centro de Caracas es un eje que señala la forma y crecimiento de la urbe, una oculta longitudinal desfigurada por los atropellos del progreso en la pobreza, de los grandes barrios de ranchos caraqueños. 

La historia no se borra, aunque la afee el petróleo. Así es posible también reconocer la obra de un dictador en sendas arquitecturas neoclásicistas en dos museos en dicho parque, o atisbar los tiempos coloniales en el islote conservado en una antigua estancia cafetera, hoy centrada en la nueva Caracas, y en tiempos, rodeada del verde del valle. 

Aunque no entráramos, promete su belleza el parque botánico, bosque de árboles  tupidos que cubren unas enigmáticas colinas. 

Ese mismo verde todavía es posible disfrutarlo ascendiendo el Ávila, lugar desde el que se puede ver lo imposible,… toda la ciudad. Y, al menos, hacerse una equivocada idea de lo que es Caracas. En ese itinerario concurrido, cruzarse con el abalorio atlético, musculado o siliconado que sube y baja la pendiente ensanchando los caminos, para lo que es recomendable fajarse del reflejo solar con unas lentes oscuras. Para el descanso y una vez descendido al regreso, no se puede prescindir de una cocada con leche fría bien refrescante.



El Parque del Este está cuidado y dotado de mucha actividad, y tiene un completo conjunto de espacios donde conocer la fauna más importante del país: serpientes, aves, monos, incluso un jaguar. Tampoco allí, junto a un barco varado que trajo la emancipación, se puede prescindir de un chocolate frío de buen chocolate. 

La noche, mientras nos retirábamos a la terminal de la que saldríamos de la gran Caracas, nos deparó la sorpresa, al ver el barrio más grande de Latinoamérica, El Petare, iluminado como un clan infinito de constelaciones que señalara las alturas en las que se elevan los espacios de la miseria.

https://www.flickr.com/photos/eduardoschlageter/6996675232/

Antes, al atardecer, sorprendió también ver desde una autovía interna, de las que comunican los extremos de la ciudad, los funiculares que conectan algunos barrios de la periferia elevada, densificada y en pendiente donde reside la pobreza más pobre con la urbe más llana. En un alto de una montaña oculta por un caserío de dados de vigas de concreto improvisado y ladrillo huero al que no se le adivina las angosturas de sus callejones, en lo alto, un gran edificio moderno terminal de dos cables de funicular que subían y bajaban por encima de los tejados.

http://www.terra.com.ve/actualidad/articulo/html/act2982815-petare-quiere-dejar-de-ser-el-barrio-mas-peligroso-de-caracas.htm

Con todo, esta segunda visita dejó una más amable faz de Caracas que la primera, sublimada por una creciente inseguridad y violencia, que es pareja claro, a la también creciente marginalidad de la pobreza, mayoritaria ciudadanía.

Así podríamos llegar al comienzo de esta jornada cuyo recorrido aquí he descrito, en la Plaza de Altamira, a los pies del obelisco que preside el espacio, hay una efigie de la Virgen, de advocación me dijeron que Milagrosa. Bajo ella se encuentra una cruz formada en el suelo por hojas impresas con la fotografía de los fallecidos en las jornadas de protestas callejeras en los choques entre manifestantes y guarimberos y fuerzas oficiales y oficiosas del gobierno. La formaban nombres de uno y otro lado, y los de ningún lado, que solo tuvieron la mala fortuna de estar en medio. Diría de hecho, que un número significativo de ellos fue de estos últimos. A la derecha de esta improvisada cruz, una manta recogía los casquillos -creo, de los cartuchos de gases lacrimógenos lanzados en las refriegas. Parece evidente, por la cruz que se extiende al lado, que falta mucho plomo en esa selección.




martes, 15 de julio de 2014

de bichos en general

No puedo poner todavía una fotografía, pero me adelantaré con unas palabras. Estamos en época de mariposas aquí en Los Llanos. La entrada del centro, flanqueada por sendas hileras de isoras, constantemente florecidas en rojo y amarillo, se llenan de variados revoloteos de mariposas blancas y de varias tonalidades amarillas. Aparecen a decenas polillas, con alas de atrevidos y muy modernos diseños de varios colores y tonalidades. Como todo lo que se refiere aquí al pequeño mundo de los insectos, es sobre todo exuberancia. Además, el particular mundo de los bichos, parece organizarse en sus periodos de abundancia. Apenas ha pasado el tormentoso periodo de los cocos nocturnos chocando contra los bombillos ardiendo, cuando ya llega el de las mariposas y las polillas; mientras en el suelo, menudean en declive inevitable, el rastrero corretear de las rosquillas. Solo la plaga en sus variadas formas de zancudos y mosquitos, no consiente todavía en menguar, en plena temporada de lluvias, ahí siguen, en el picar.

Foto cedida por una voluntaria recién llegada.

lunes, 7 de julio de 2014

camada de a ocho

“La Tica” ha parido “tuquitos” por un total de ocho. Vamos, que desde por la mañana que nos hemos levantado y hemos visto que ya había comenzado e iba por el cuarto, hasta los ocho que finalmente han nacido, han transcurrido algunas horas. Sorprende desde luego la facilidad con la que va soltando a los "minituquis". Teníamos pensado marcharnos para lavar la ropa, y porque aquí nos hemos quedado sin agua porque el motor pequeño ha dicho basta, pero finalmente hemos tenido que desistir. “La Tica” se puso a lloriquear, y cuando nos fuimos nos siguió dejando a sus retoñitos en el refugio. Refugio que la propia Tica se había buscado bajo una bugambilia. La bugambilia es tupida y grandota, forma como una covacha y se encuentra junto a la puerta de la casa. Ahora mismo se escucha a los tuquitos gimoteando, mientras Narciso, el descubrimiento de la pasada semana, sigue a la suya mirándose en el cristal de la terraza (bueno, aunque hemos descubierto este finde, que Narciso a pesar de todo tiene novia, “Narcisa”).

En lo que a nombres llevamos: “Tuco”, el perro de los vecinos que pasa más tiempo con nosotros que con ellos, y que le pusimos “Blanquito” cuando lo conocimos al poco de llegar; “Tica”, vagabunda que se hizo novia de “Tuco”, que vio en nosotros personas muy cariñosas, y que entre tics y espasmos nerviosos se nos fue acercando y ganando; estaban los tres pollitos de colores que se convirtieron en dos gallos y un guirigay, y que se llamaban “Pegos”, “Piscos” y “Palillos”. Al gallo indefinido le tuvimos que dejar en libertad en un bosquecillo para que encontrara su camino sin la presión de los otros dos, y a los otros dos, los tuvimos que dar hace poco a una vecina, para que tuvieran más opciones de sobrevivir, lejos de otra vecina que les tenía manía; finalmente está “El chico” o “La chica”, una vez que descubrimos su verdadero sexo, y que es un perrito de los muchos que nos encontramos abandonados por las márgenes de las carreteras de Los Llanos guanariteños; pero ahora y que suman unos ochos, tenemos a los ocho cachorrillo mencionados, que tienen exactamente un día, y cuyos nombres decididos son “Quillo” o “Quilla”, “Dogo” o Doga”, “Quinto” o “Quinta”, a falta de cinco nombres restantes.

Pero esta vez, además de nombrar, tenemos un nuevo “objetivo”: buscarle nueva familia a los peques. Algo que para algunos será posible en poco tiempo, pero que sobre todo para las hembras será bien difícil. Aquí la gente no quiere perritas por la facilidad que tienen para quedarse embarazadas. Menuda discriminación de género animal.

lunes, 9 de junio de 2014

"Sinik"

Hay lugares tan lejanos que una vez hallados no tienen fin. Extensiones sin fin nombradas en la lengua primitiva que las habita, a la manera que ya no se nombra en ningún otro lugar conocido. Esos lugares se encuentran siempre más al Norte o mucho más al Sur de las tierras templadas, donde las huellas son tantas y tan profundas, que se abren heridas que dejan cicatrices duraderas. Antes de llegar hasta allá se debe atravesar la frontera, donde se encuentran ambos mundos, equidistantes del centro y del extremo de la rosa de los vientos. De un lado te valen los mapas sobre los que al final te conduces como la flecha directo hacia objetivos en el centro de una diana, en avión es como mejor se viaja. Del otro lado, es el andar el mejor viajar, no hay plano que rija los vientos, las lluvias o el capricho de los ríos. ¿Y en la frontera?, algunas veces valen los listados y las horas, los nombres de las calles, otros te engañan sin previo aviso, dado que se confunden la razón y el instinto.

"Chico" bajo el árbol de las flores rojas, divisando las tierras que conforman sus dominios.

Voy a mencionar alguno de esos lejanos lugares en la lengua nuestra, y voy a indicar luego donde dicen los mapas que están: Karelia, Laponia, Tierra de fuego, Kamchatka o Tierras del Oso. Karelia se encuentra más al Norte incluso que donde se hallan los mil lagos, desde allá ya es posible ver la aurora boreal en los solsticios; Laponia está próxima aunque algo más al Sur y cerca de esa tierra de lagos que he mencionado, quizás la diferencia sea el que la primera es el extremo de aquella geografía; y si hablamos de extremo, Tierra de Fuego, un Sur que apunta a Sur, se estrecha hacia él y se enfrenta a los oscuros y tormentosos mares del Estrecho de Magallanes, punto donde sus gigantes pobladores de antaño a los que llamaron fueguinos, encendían fuegos que vieron marineros de frontera; para Kamchatka hay que andar mucho dirección a dos extremos, el Norte y el Este, y luego todavía internarse por un estrecho espacio de terreno hasta una gran península; finalmente Tierras del Oso, que son todas las que bañan la bahía más extensas de las conocidas, donde se perdió el mismo Hudson, otro marinero de frontera sin encontrar la costa. Y lo cierto es que mientras escribo, me doy cuenta que el solo hecho de enumerarlos los desmerece.

Quiere mi imaginación que tengan en común además de su condición de extremos, la abundante vegetación en forma de extensos bosques de coníferas y helechos la presencia de la nieve gran parte del año, y ríos anchos pero no profundos, de mucho caudal en los deshielos, y de espejos cristalinos y fondos pedregosos. Quiere además que los animales que lo habitan, aquellos como el oso o el lobo, los que se encuentran en el cenit de la cadena trófica, menudeen por grandes territorios. Los escasos seres humanos se aventuraron hace milenios a esas latitudes dejando atrás la antigua frontera, se perdieron allí y allí se reencuentran cada tanto, son cazadores, tramperos, recolectan de lo que en cada estación aquella tierra proveen.

Pero puedo mencionar cuatro puntos más cercanos que conservan hoy su carácter de extremos arcanos de la cultura de la que formo parte, en la piel de toro en la que nací, y estos sí, todos ellos los he podido alcanzar en al menos una ocasión. Voy también a mencionarlos en orden cronológico y sin que intervenga la preferencia: Portbou, una pequeña localidad en la costa mediterránea en el extremo Sur de Francia, encajada en las raíces de los Pirineos, con un pequeño puerto pesquero, como estudiante pasé parte de un día con parte de su noche a la espera de enganchar en un interail con otro tren para continuar por el arco Mediterráneo, visité su pequeña playa, su pequeño puerto y su pequeño cementerio; Isleta del Moro también se adentra en el Mediterráneo con un pequeño muelle de amarre para los tres o cuatro botes de las tres o cuatro familias de aquella villa, sobre ella una roca como un hacha sobre el mar, alberga la huella invisible de una cultura olvidada de hace cinco mil años, la recuerdo en el atardecer, había nubes pero no estaba nublado, se encuentra rodeada de tierra seca pero limpia; La Punta de Sagres, un fuerte al filo de un acantilado de una costa afilada que intimida al mismo océano, donde un rey loco quiso cartografiar el mundo todo él, lo visité en extrañas circunstancias, estando allá una cornisa de un acantilado sepultó a unos bañistas; y finalmente, La Isla de Ons, de agua, de pequeñas fuentes de agua potable que rezuman gotas que permitieron ser hace miles de años habitadas, entre acantilados, tiene cuatro o cinco pequeñas playas, tranquilas las que miran a la piel de toro, estremecedoras las que rayan el Atlántico sin más tierra que lo profundo de sus abismos.

Atardecer sobre El Llano

Hay que decir, que si estoy solo y en ciertas situaciones aunque no lo esté, en ciertos instantes esos lugares no tienen porqué encontrarse tan lejanos en un mapa. La ventaja de estos otros lugares es que los he visitado con frecuencia, y no por ello han perdido su condición de mágicos. Se encuentran también más allá porque terminan autopistas, carreteras, caminos hasta solo ser mangas, incluso hasta perderse cualquier rastro de un paso. Y también los quiero nombrar, aunque no valga ubicarlos solo con sus nombres: en primer lugar La Peña de los Ángeles cuando se sube mangas arriba su ladera y se divisa el paisaje y un pequeño pueblo blanco en su profundo valle; también subir las arenas infinitas de Baelo Claudia divisando las aguas del estrecho, pasar la noche al raso y ver la luna reflejarse en el mar (una vez hice una acuarela de ello en la misma noche a la luz de un frontal), dormirse mirando a las estrellas, despertarse para enfriarse la mañana allá abajo en el agua salada; finalmente, Sierra del Castril, a contracorriente, siguiendo el fluir que le da nombre, de noche, de día, nevado, por el encajado valle, subiendo y bajando sus angosturas, por sus alturas por cornisas abiertas por el pastor y sus cabras, para internarse en otros valles encajados más pequeños, y dar con la casa del maestro ermitaño.

martes, 27 de mayo de 2014

el ataque de los alcaravanes

Un paseo por los llanos de los Llanos cuando uno continúa bajo el destello de la novedad, y el desconocimiento lo asiste con el asombro, es algo tan sereno como agradable. Desde el mismo paseo se asiste al crepitar de los rescoldos de la naturaleza, que aquí son todavía llameantes. Entre potreros colonizados por pastos foráneos, como la estrella y el tanner, o locales como la chigüirera, surgen islas del antiguo bosque sabanero, donde todavía menudea la fauna acosada por la actividad desatada del hombre. En los extremos verdes del samán próximo a un mango (también venido de lejos), a unos quince metros de altura, una familia de aragüatos se mueven ágiles de rama en rama ayudados por sus largas colas, y a una distancia prudente se detienen a observarnos, los unos y los otros nos miramos. Próxima hay una laguna que llaman de "los babos", a causa de concentrarse allí gran número de ellos. Son los babos unos medio cocodrilos que abundan en el periodo seco en aquellos puntos donde las charcas aguantan hasta la llegada de nuevas lluvias. Apenas se ven sus pequeñas cabezas sobresalir entre las plantas acuáticas. De pronto, Tuco se lanza hacia la charca y le sigue la Chica, ambos están sedientos y entre el barro se acercan hasta las huellas de búfalos colmatadas de agua. El Tuco va más allá, y quiere además de agua comer; a pesar de que lo llamamos no se vuelve. Al llegar hacia el centro de la laguna solo se le ve la cabeza. En rápidos movimientos parece cazar algún pez. Uno de esos de los que sobreviven entre el agua colada de barro. Para que salga, nosotros seguimos camino.


Hay en estas fechas unas aves muy gritonas, que se dedican a anidar en el suelo. Nada menos. Así que cuando pasas por las proximidades de donde han anidado, punto que uno desconoce. Se lanzan al vuelo y te atacan en picado con toda la temeridad de la que son capaces. Algunas veces se asocian varias parejas, y van ganando altura como los stukas para luego lanzarse en oleada sobre las cabezas de los desconcertados visitantes. Sorprende como en tierra ocupada por búfalos y vacas, aciertan a encontrar el lugar que éstas nunca pisan. Porque es difícil imaginar esos minúsculos huevos al raso sobrevivir tanta pisada de media tonelada mínimo.

martes, 20 de mayo de 2014

pero si yo no te digo ni que sí ni que no...

sino si quieres que te cuente el cuento de la buena pipa. Eso me decía mi abuelo, irremediablemente sentado, para mantenerme entretenido en las tardes de verano cuando lo visitábamos. ¿Quieres que te cuente el cuento de la buena pipa?. Sí abuelo. Y decía él: pero si yo no te digo ni que sí ni que no, sino si quieres que te cuente el cuento de la buena pipa. Y yo le decía: No abuelo. Y repetía: pero si yo no te digo ni que sí ni que no, sino si quieres que te cuente el cuento de la buena pipa. Así nos podíamos llevar un buen rato entre risas.



He comenzado a aplicarlo en la pedagogía aularia del día a día. Ante la ingente cantidad de ahoras y ahoritas que nunca llegan; y mañanas que pasan sin haberse cumplido las entregas; los sí de órdagos que son falsarios, ante cada nueva pregunta de "y si... lo traigo mañana, y si esta misma tarde vengo y lo entrego", "sí, sí, lo he comprendido, sí, sí, me he enterado, sí, sí mañana", mi respuesta invariable es la siguiente: Si yo no te digo ni que sí ni que no, sino si quieres que te cuente el cuento de la buena pipa. ¿Cómo?-preguntan. Pues eso, que no me cuentes más milongas... HECHOS.

lunes, 12 de mayo de 2014

el ataque de los pegones

No nos equivoquemos, no es la nueva película de la tercera trilogía de "La guerra de las galaxias", ni una película de peleas en el recreo del instituto. Sucedió el Domingo.

Era un Domingo como cualquier otro. De esos de levantarse un poco o mucho más tarde bien entrado el sol matutino. Había pintado el día anterior un cuartito de la parcela, que estaba un poco roñoso, y tenía ganas de ver el resultado a plena luz del día. Así que al levantarme fue lo primero que hice, antes incluso que el desayuno. La idea era salir lo antes posible para lavar la ropa. Ese lugar se encuentra a unos dos kilómetros y medio campo a través, y es donde más o menos sobrevive la lavadora que nos facilita el tema de tener limpia la ropa. Para eso, después de desayunar metemos la ropa sucia en las mochilas y nos ponemos a andar. Luego, pasamos el día haciendo hasta tres lavadoras, esperando que haya suerte y se seque. En ese lapso hay tiempo para hacer el almuerzo, ver una peli, y hasta dar una cabezadita. Luego volverse varía y depende de las circunstancias.



Pero el caso es que ese Domingo como cualquier otro se trunco como tal muy pronto. Admiraba el cuartito pintado, que parecía como nuevo y daba sensación de limpio, cuando llegó una camioneta que se paró en la cancela. Era una camioneta bien conocida de un compañero de trabajo. Y aunque era Domingo, supusimos pronto que le traían motivos de trabajo. El saludo lo confirmó: unas vacas se habían salido de la cerca y un vecino había avisado. El como responsable tenía que ir a buscarlas. Primero detectando el punto por donde se habían escapado. Como era Domingo y no había prisas al parecer, aceptó la invitación a desayunar. Luego, nos ofrecimos a ayudarle, y eso podía ser un decir (pero al menos tendría conversación).

Una finca no es una parcelita, y las distancias en los llanos pueden confundir como las distancias a la velocidad de la luz (aquí termina el parecido de la historia con "La Guerra de las Galaxias"). Así que lo dicho de "se han escapado por aquí" es relativo. Seguimos la cerca comprobando que no había alambres o estantillos rotos. Y así seguimos un buen trecho. El campo ahora está reverdeciendo, y los paseos vuelven a llamar la atención por los detalles nuevos. Así que lo pasas entre comentario y comentario, con la vista puesta aquí y allá. Claro, sin perder de vista la cerca. Al fin llegamos a una esquina señalada por un gran samán, en donde se encontraba el roto, un tramo de no más de tres metros. Y al mirar en la lejanía, comenzamos a distinguir a las vacas huidas, que pacían tranquilamente fuera de su lugar. Primero se señalaron dos o tres, luego vimos otras cuatro, y un poco más allá, confundidas con el verde y sombra de una linde, otras tantas.



Salimos por el roto y nos dirigimos hacia ellas flanqueándolas en la distancia. Sobre todo, por el problema añadido de que se nos había sumado Tuco a la aventura. Y Tuco es muy frontal a la hora de entender su afición por el pastoreo de rebaños de vacas y búfalos. Si no lo gestionas adecuadamente, el tuco irá cien metros por delante llevando a las vacas hacia el lado contrario del necesario y a un lugar incierto. Según nos acercábamos, íbamos viendo más vacas, y lo que no se esperaba, también búfalos. Al parecer de la persona a la que acompañaba y que era la experta. Los búfalos, habrían sido probablemente los causantes primeros, y las vacas simplemente les habrían seguido después. Al seguir avanzando iban apareciendo nuevos grupos, hasta el punto de que estimamos que algunas podrían estar tomándose tranquilamente ya una cerveza en cualquier licorería de la ciudad. Muy bien se podría decir que en ese momento había más ganado fuera que dentro de la finca (licencia retórica de autor). No parecía terminar el reguero de vacas y búfalos, que invariablemente alzaban la cabeza hacia nosotros con aire tranquilo y bonachón. Guardábamos una distancia prudente para que no se asustaran. No obstante, llegado un punto, a Tuco le dio el telele y se puso a correr para uno de los grupos de vacas. Y por supuesto, fue inútil la llamada a gritos para que se volviera. Un bóxer blanco fogueado en mil batallas se aproximaba a cuatro o cinco vaquitas lecheras. Me temí lo peor.

Pero he aquí que la fortuna nos sonrió. La verdad es que Tuco en los últimos días está un poco cansado. Come poco y Tica está juguetona. Así que su espíritu guerrero lo tiene acotado a la perpetuación de sus genes. El caso es que al acercarse a las vacas dejó de correr y no ladró, quedándose junto a ellas sin hacer nada. En ese momento, la persona que sabía lo que se hacía, comenzó a gritar a las vacas y palmaear para que se pusieran en marcha. A mi me parecía muy pronto para eso. Pero como después me comentó, las vacas se saben el camino de vuelta, y mejor memoria tienen los búfalos. Así que si se les llama, se vuelven sobre sus pasos sin más. Y así fue. Para allá, para el roto de la cerca que se fueron dirigiendo el reguero de bichos, con la misma parsimonia con la que nos habían estado mirando.


Al volver a la finca por ese mismo punto, quedaba arreglar la cerca. Así que volvimos sobre nuestros pasos para recoger lo necesario. Un rato después estábamos arreglando la cerca. Había que poner un estantillo y renovar los alambres del tramo, cinco en total. Y todo fue bien. De vez en cuando un pegón se nos metía en el pelo. ¿Y qué es un pegón?. Es una especie de abeja negra, que tiene ese nombre por lo pesada que es cuando se siente amenazada. Como no pican como sus primas, se te lanzan al pelo para enredarse y hacer mucho ruido. Y claro, por eso se les llama pegones.  El caso es que todo fue medianamente bien hasta que decidimos al final asegurar el alambre al samán. Total dadas sus dimensiones, las grapas ni las iba a notar. Así que nos pusimos a ello. Plin, plan, plun,... y de pronto, uno de nosotros (pelo más largo y rizado) empieza a moverse zarandearse los pelos, momento en el que otro (el que sabía), empieza a correr mientras avisa de que hagamos lo mismo. No hacía falta porque en ese momento ya estábamos todos con los dedos entre los pelos sacándonos pegones y apartando los que hacían fila para meterse de vuelta. Todos nos alejábamos del samán. Era una especie de de "efecto ávatar", la naturaleza se había confabulado contra nostras y toda ella se defendía defendiendo el samán.

Los bichos esos no pican pero molestan lo suyo. Y eso, que a mi pelo me va quedando menos. Luego se nos confirmó que no picaban, pero que muerden aunque no hacen daño. A nosotros no nos mordió ninguno. Como habíamos terminado, tomamos las herramientas acercándonos corriendo al samán y alejándonos en un instante. Se veían los pegones revoloteando nerviosos en torno al árbol en busca de sus víctimas.