Eran las cinco y cuarto de la mañana. Apenas comenzaba a clarear en el horizonte, y era poca la actividad perceptible por la carretera en la entrada del municipio. Antes de la rotonda, se encontraban las dos bombas, a izquierda y derecha, el lugar para repostar. Ya nos habíamos asegurado el horario de apertura, porque habíamos decidido que aprovecharíamos el arborecer de la mañana para llenar el depósito del carro.
Las bombas sufren de cierta bipolaridad aquí. En primer lugar por si están surtidas o no, tienen o no tienen gasolina; y en segundo lugar, y estrechamente relacionado con ello, las colas de espera o el vacío absoluto de sus instalaciones. Cuando hay cola, ésta, invade la carretera, y a la cantidad de vehículos, se unen los extraños criterios de orden para el abastecimiento. Criterios que para los no autóctonos no son fácilmente comprensibles. Las motos, por ejemplo, tienen prioridad sobre los carros. Y en un lugar donde las motos son mayoritarias, se hace un poco complicado perder tu vez por tres decenas de ellas. De modo que como se ha dicho, habíamos decidido aprovechar la primera hora, cuando hay siempre menos clientela a pesar de que pueda haber gasolina.
Llegamos y se dieron ambas circunstancias, había gasolina, por lo que estaban los surtidores listos, y además no había cola. "Lleno por favor". El empleado comenzó a llenar el depósito. Los litros iban lentamente sumando: 3, 4, 7, 12. Y el precio iba subiendo en el letrero, bajo la atenta mirada de quien no está acostumbrado, incrédulo, ante la lentitud con la que aumentaba: 0,3,... 0,5,..., 0,7 bolívares. Pasaban los minutos y progresaba el asunto. En el otro surtidor llegaron y llenaron unos clientes. Nos había tocado el surtidor tullido. Unos minutos más, y de pronto, se detiene la manguera. Ya estaba lleno. El empleado le da al gatillo un par de veces más, y lo deja listo. En total han sido 43 litros y 3 bolívares. Es decir, cruzando el atlántico en unos instantes de cálculo, a groso modo, se ha llenado el depósito con tres céntimos de euro. O lo que es lo mismo, se podría llenar el depósito treinta veces con un euro.
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