lunes, 7 de julio de 2014

camada de a ocho

“La Tica” ha parido “tuquitos” por un total de ocho. Vamos, que desde por la mañana que nos hemos levantado y hemos visto que ya había comenzado e iba por el cuarto, hasta los ocho que finalmente han nacido, han transcurrido algunas horas. Sorprende desde luego la facilidad con la que va soltando a los "minituquis". Teníamos pensado marcharnos para lavar la ropa, y porque aquí nos hemos quedado sin agua porque el motor pequeño ha dicho basta, pero finalmente hemos tenido que desistir. “La Tica” se puso a lloriquear, y cuando nos fuimos nos siguió dejando a sus retoñitos en el refugio. Refugio que la propia Tica se había buscado bajo una bugambilia. La bugambilia es tupida y grandota, forma como una covacha y se encuentra junto a la puerta de la casa. Ahora mismo se escucha a los tuquitos gimoteando, mientras Narciso, el descubrimiento de la pasada semana, sigue a la suya mirándose en el cristal de la terraza (bueno, aunque hemos descubierto este finde, que Narciso a pesar de todo tiene novia, “Narcisa”).

En lo que a nombres llevamos: “Tuco”, el perro de los vecinos que pasa más tiempo con nosotros que con ellos, y que le pusimos “Blanquito” cuando lo conocimos al poco de llegar; “Tica”, vagabunda que se hizo novia de “Tuco”, que vio en nosotros personas muy cariñosas, y que entre tics y espasmos nerviosos se nos fue acercando y ganando; estaban los tres pollitos de colores que se convirtieron en dos gallos y un guirigay, y que se llamaban “Pegos”, “Piscos” y “Palillos”. Al gallo indefinido le tuvimos que dejar en libertad en un bosquecillo para que encontrara su camino sin la presión de los otros dos, y a los otros dos, los tuvimos que dar hace poco a una vecina, para que tuvieran más opciones de sobrevivir, lejos de otra vecina que les tenía manía; finalmente está “El chico” o “La chica”, una vez que descubrimos su verdadero sexo, y que es un perrito de los muchos que nos encontramos abandonados por las márgenes de las carreteras de Los Llanos guanariteños; pero ahora y que suman unos ochos, tenemos a los ocho cachorrillo mencionados, que tienen exactamente un día, y cuyos nombres decididos son “Quillo” o “Quilla”, “Dogo” o Doga”, “Quinto” o “Quinta”, a falta de cinco nombres restantes.

Pero esta vez, además de nombrar, tenemos un nuevo “objetivo”: buscarle nueva familia a los peques. Algo que para algunos será posible en poco tiempo, pero que sobre todo para las hembras será bien difícil. Aquí la gente no quiere perritas por la facilidad que tienen para quedarse embarazadas. Menuda discriminación de género animal.

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