Llegamos ya hace unos
días. Han pasado... ¿tres días?, ¿cuatro días?. No lo sé y no
hay necesidad de pararse a contarlos. Pero llegamos después de un
viaje de muchos días y con unas cuantas etapas. Los puede haber, los
viaje digo, más largos e intensos. Aquí nos han contado lo que hay
que hacer para internarse en la Amazonía en otros proyectos más al
sur, donde no es que no llegue el asfalto, es que no hay caminos, y
la ciudad no es que pierda su nombre, es que es pura entelequia...
¡son semanas en canoas!.
El caso es que nosotros
ya hemos llegado al IUJO de Guanarito. El acompañamiento ha sido
continuo y hasta destino, lo que tenemos que agradecer a quien
corresponda, es decir a todos los implicados. Y es que con tanta
mochila y nuestra pinta de "europeos", pues eso, subrayados
en amarillo fosforito. Imposible diluirse en pleno viaje en el
ambiente local, más aún cuando por los lugares transitados el
turismo escasea. Y la adaptación no es instantánea como el Tang o
el Nesquik. No señor, la condición de descontextualizado genera de
inicio desconfianza, probablemente la consecuencia no deseada pero
inevitable del primer mecanismo adaptativo que es la precaución del
viajero.
Es pronto para afirmar
nada sobre Caracas o Bogotá, ya que estuvimos poco tiempo y fueron
tan solo etapas en el viaje. Disfrutamos mucho del domingo en Bogotá,
porque nos levantamos antes que la ciudad y fuimos testigos del lento
despertar de un día especial. Nuestro paseo se centró en el barrio
de La Candelaria y el área gubernativa (como ya apuntamos el otro
día). En Caracas, agradecimos el recibimiento, que al igual que la
salida de Madrid, supuso conocer a las personas que componen tanto
Entreculturas como Fé y Alegría. Tuvimos oportunidad de escuchar
muchas historias y anécdotas, nombres de personas cuya huella
perdura, y cuyo itinerario vital es un recorrido por la historia de
este gran proyecto, y por cierto, todo un curso de geografía. En la
mayoría de estas conversaciones además de suponer un curso
intensivo de aprendizaje, destacaba sobre todo la fuerza y la pasión.
Todo un deleite al que atender y escuchar.
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