Un rato después, seguido de cerca por una jauría de perros desesperados que andan detrás de la Tica, he llegado (la pobre anda ligando un montón en estos días, algunas veces, muchas parece que muy a su pesar). La intención era haber pasado por donde dejamos el otro día a la gallina-gallo depresiva, un bosquecillo (un lugar tanquilo) donde pensamos que podría tener mejor vida; pero finalmente, visto lo visto, no me he parado. Así que como digo he llegado. Y he llegado como un uva pasa en remojo. Y sí, iba perfecto todo impermeabilizado, pero al final, el dicho de allí donde fueres haz lo que vieres tiene toda la razón. Y no se porqué, yo precisamente, que cumplo siempre con dicho precepto, en esta ocasión he optado por la valiente. El caso es que he llegado pingando de sudor, que es como si me hubiera mojado, pero peor. De resultas que he
tenido que aprovechar para hacerme de un polo del IUJO, y de paso así completar mi maltrecho vestuario.
tenido que aprovechar para hacerme de un polo del IUJO, y de paso así completar mi maltrecho vestuario.
Conclusiones: Ante la falta de opciones prevenidas ante la lluvia, no optar por el uniforme de impermeabilidad. No es posible siendo responsable la opción más habitual, si llueve no voy a clase. Porque de esta forma al final no se va nunca o muy poco a clase durante el semestre lluvioso. De modo que la opción de prueba podría ser el "pack de secado". Un kit a incorporar a la mochila con ropa de repuesto y toalla para poderse cambiar al llegar. Veremos...
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