jueves, 13 de febrero de 2014
a otras horas, rodeo
De pronto una vaquilla a unos pocos metros y en un lugar que no le corresponde, o de pronto, una llamada dando aviso de que se han visto búfalos a unas horas y en una parcela que no le corresponden. Nos cuentan que una vez en una refriega de búfalos machitos, un perdedor perseguido, atravesó la terraza entrando por la puerta de la cancela, yéndose a empotrar en la puerta del cuarto de baño, donde se quedó atorado durante varias horas, hasta que se logró liberar, primero entrando y destrozando todo el cuarto de baño, para darse la vuelta y poder salir. Por lo visto una noche de hace mucho tiempo, visitaron hasta el campo santo. El caso es que uno de los imprevistos extemporáneos que pueden darse es estar tranquilamente charlando, y de pronto ver uno de esos animalillos y tener que salir corriendo para cortarles el paso primero, e invitarles a volver de donde vinieron, a base de estrategia lobuna de caza en manada. Las primeras veces con poco éxito, hay que decirlo. O por la noche, en mitad de un cultivo alto hasta metro y medio, buscar al bicho evadido, y ver como se iluminan sus ojos en verde al cruzarse con la ráfaga de la linterna. Buscar la forma de rodearle para que se vaya en la dirección pretendida, que suele ser la contraria de la escogida por el animal. Una actividad inesperada, vamos... y muy estimulante.
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