miércoles, 18 de diciembre de 2013

dulce del llano

Esta mañana anda la brisa, aquella que aquí llaman decembrina, un tanto pesada. No se cuantas veces me he levantado de la mesa donde estamos trabajando, en la biblioteca, para atrancar las puertas con piedras; tanto abrirse y cerrarse, que no paran. En unos pocos minutos nos iremos a comer, y no haré sino agradecer, ya alejado de los sobresaltos de los portazos, por su refrescante acierto. Así son las cosas y tanto más cambian las impresiones y pareceres.

Pero hoy quería hablar de lo muy dulce de Los Llanos. Sobre todo ahora que voy a comer. Y es que la comida aquí se acompaña con generoso jugo, vamos, lo que al otro lado del charco llamamos zumos. Aquí es costumbre lo que allí es ocasional, y si lo fuera costumbre, se debiera a la naranja; que aunque repetida no deja de ser una delicia, es verdad. Pero aquí los jugos son multitud, tanto hay, que he hecho una especie de listado de preferencias. Para vuestro conocimiento y con cierta vergüenza, tengo que decir, que en un principio, mi "exquisito" gusto por lo dulce, se negaba a aceptar la mayoría de ellas, y apenas podía hablar de lista, más bien solo del jugo de melón, esperando algún día el de naranja. La otra multitud exótica y graciosa de la exuberante naturaleza llanera, de colorido trópico, quedaba fuera, ya fuera por un gusto de más a no se que cosa, ya por una textura un poco extraña, incluso quizás por un color ajeno a los tonos más medianos del Mediterráneo. Es más, ya raro me resultó beber el melón en vez de morderlo de un extremo al otro del arco.

Por ejemplo, escuchaba hablar de la lechosa, que veía pasar sin saber, mientras la pensaba blanca y me pasaba de un naranja enrojecido, y una textura, casi diría cremosa. Y era ver la jarra y optar por el agua. Lo mismo pasaba con el jugo de la guanábana, ésta si blanca, de un fruto parecido a la chirimoya, al cual también se parece su sabor, pero como salido del país de los gigantes. Y como no me imaginaba la chirimoya en zumo, pues tampoco me hacía al jugo de la guanábana, que ahora creo escribir correctamente, pero que me ha costado nombrar, cayendo siempre en el híbrido con la guayaba, inventando la guayábana. En fín, que tampoco pasaba por la parchita, que me recordaba en su sabor final algo al pacharán. Hasta el jugo de panela, y este no se ni porqué, siendo mezcla de limonada y azúcar de panela.

La guanábana "llanera"pesó 9 kg

Pero los tiempos cambian y las circunstancias mandan, y he aquí que una vez sobrado con el jugo de melón, fui ganándome el de panela (sobre todo cuando descubrí lo que era esa panela), luego se sumo un día un convencional nestea mezclado con limón muy fresco, que está muy rico y que me abrió la puerta del jugo de tamarindo, que si va ligero deja de ser ácido y queda bien bueno a eso del descanso de media mañana en el quiosco del centro. Más la sorpresa fue incluir otros tantos jugos, primero la guayaba y luego la guanábana (los dos muy recientes), finalmente "el monstruo", "el híbrido" jugo de melón y patilla, que para los que no lo sepan, como yo antes no lo sabía, es la sandía. Y dicho lo dicho, dejo mi lista tal cual está en estos momentos, según el orden de preferencia:

Javier
1. de melón
2. "El monstruo", jugo híbrido de melón y patilla
3. de guayaba
4. Limonada
5. de tamarindo
6. Nestea "llanero"
7. de panela
8. de guanábana

Amparo
1. de melón.
2. de panela.
3. limonada.
4. de tamarindo.
5. parchita.
6. guanábana.

Y queda fuera, porque todavía no ha colado, la parchita, a buen seguro por ese deje a pacharán.

Nota al pie: Aquí los jugos allí los zumos, se diferencian en que se aligeran con agua y se le añade azúcar. Pero olvídense, si alguien lo intenta hacer en su casa, receta tan sencilla no es menos difícil.

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